Cuatro es el número de autobuses que cojo diariamente en ese ir y venir de casa a la facultad. No me gusta oír música en los trayectos prefiero escuchar el bullicio de la gente, el día a día, aunque, a veces el cansancio puede conmigo y leo para desconectar.
Hace poco llevaba una novela de bolsillo en la carpeta, El quinto hijo, y empecé a leerla mientras esperaba el transporte público. Ya la he terminado. Y es que, si hago cuentas, creo que paso más tiempo yendo de un lado a otro que en la propia facultad.
Así, acabé con esta novela de Doris Lessing, británica nacida en 1919 y ganadora del Premio Nobel de Literatura de 2007, que narra la vida de Harriet y David, una pareja de ingleses que se enamoran a primera vista y sueñan con tener una casa y una familia perfectas. De fácil lectura, conforme vas pasando páginas es como si fueses un testigo invisible de los deseos y de los hechos que marcarán sus caracteres para siempre.
Pero, situémonos, es mediados del siglo XX la soñadora pareja adquiere una gran casa familiar. Será, piensan, el nido perfecto para que crezcan sus futuros hijos. De este modo, en seis años las ansias por crear una familia llevan a los protagonistas a tener cinco retoños.
Cada nacimiento será para la familia de ambos un desafío al destino. El quinto embarazo de Harriet no va bien y el parto se complica y, aunque el bebé sobrevive, su crecimiento no es normal.
Los hermanos comienzan a ver a Ben, el quinto hijo, como un extraño; el padre no lo reconoce; la familia que acudía en fiestas y vacaciones deja de hacerlo; y Harriet es la única que parece querer integrar a su pequeño en una familia que ya no se parece en nada a la que aparece en las primeras páginas de la novela.
Así, la protagonista que ve que el desarrollo de Ben no es normal acude a médicos, habla con profesores y todos coinciden en que está equivocada, sola en un mundo en el que nadie parece entenderla. Una novela dura, muy crítica hacia la sociedad de entonces y de hoy, en la que la soledad, el amor, la crueldad, los celos, la violencia y la incomprensión son parte de sus elementos clave.
Hace poco llevaba una novela de bolsillo en la carpeta, El quinto hijo, y empecé a leerla mientras esperaba el transporte público. Ya la he terminado. Y es que, si hago cuentas, creo que paso más tiempo yendo de un lado a otro que en la propia facultad.
Así, acabé con esta novela de Doris Lessing, británica nacida en 1919 y ganadora del Premio Nobel de Literatura de 2007, que narra la vida de Harriet y David, una pareja de ingleses que se enamoran a primera vista y sueñan con tener una casa y una familia perfectas. De fácil lectura, conforme vas pasando páginas es como si fueses un testigo invisible de los deseos y de los hechos que marcarán sus caracteres para siempre.
Pero, situémonos, es mediados del siglo XX la soñadora pareja adquiere una gran casa familiar. Será, piensan, el nido perfecto para que crezcan sus futuros hijos. De este modo, en seis años las ansias por crear una familia llevan a los protagonistas a tener cinco retoños.
Cada nacimiento será para la familia de ambos un desafío al destino. El quinto embarazo de Harriet no va bien y el parto se complica y, aunque el bebé sobrevive, su crecimiento no es normal.
Los hermanos comienzan a ver a Ben, el quinto hijo, como un extraño; el padre no lo reconoce; la familia que acudía en fiestas y vacaciones deja de hacerlo; y Harriet es la única que parece querer integrar a su pequeño en una familia que ya no se parece en nada a la que aparece en las primeras páginas de la novela.
Así, la protagonista que ve que el desarrollo de Ben no es normal acude a médicos, habla con profesores y todos coinciden en que está equivocada, sola en un mundo en el que nadie parece entenderla. Una novela dura, muy crítica hacia la sociedad de entonces y de hoy, en la que la soledad, el amor, la crueldad, los celos, la violencia y la incomprensión son parte de sus elementos clave.
Narrada de forma simple, como si fuese un libro con ruedas, esconde una trama compleja, sobrecogedora, que tiene su continuación en Ben en el mundo. Aún no lo he leído, pero lo haré cuando termine La pasión última de Carlos V de María Teresa Álvarez, mi libro de autobús actual, pero ésta ya es otra historia.
Tengo ganas de leer algo de esta autora desde que le concedieron el novel, aunque luego cuando miro su bibliografia no hay realmente ningun libro que me llame la atención
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