La vida cambia en cuestión de segundos. En un bullicioso centro comercial, una madre deja de prestar atención unos instantes a su pequeño hijo para responder un mensaje de WhatsApp. Ese momento es aprovechado por alguien que no duda ni un instante en llevarse consigo al niño. La pesadilla vuelve a comenzar.
Y es dos años atrás, en el mismo lugar, también desapareció un pequeño sin dejar rastro. Las similares características físicas de los críos hace pensar que Slenderman, como apodaron al secuestrador, del que no se sabe nada, ha vuelto a actuar.
No soy un monstruo, el debut de la periodista Carme Chaparro, fue la novela ganadora del Premio Primavera de Novela 2017.
La historia tiene dos claras protagonistas. Por un lado, Ana, la inspectora jefa que se hace cargo del caso, por el otro, Inés, una famosa periodista de televisión que persigue la exclusiva.
Bien escrita, el interés, en general, crece a partir de la mitad de la novela, cuando se produce un giro que lleva a estos dos personajes al límite. Muy logradas son los pasajes protagonizados por Inés, los únicos narrados en primera persona. Es imposible no sentir empatía por este personaje, que despierta un contradictorio sentimiento de amor/odio.
Los capítulos, un total de cincuenta, son muy breves y cada uno de ellos está encabezado por el nombre del personaje que lo protagoniza.
El final es bueno, pero no redondo. Da la sensación de que algo se pierde; no queda muy claro cómo la inspectora jefa logra que todas las piezas de este loco puzle hagan clic. A ello se suman digresiones que nada aportan a la historia, pasajes que distraen al lector, como ese capítulo que se centra la bisabuela de Ana, muy al principio de la obra, lo que ralentiza la lectura. También hay algunas descripciones que se repiten.
Por otro lado, la parte de los hackers, las nuevas tecnologías están muy presentes en la novela, cae en los tópicos. De igual modo, en esta novela, como en tantas otras, no falta el jefe de policía "malo" con un ego desorbitado que dificulta la resolución del caso.
Pese a incurrir en clichés y a esas páginas que le sobran, que no es que sean muchas, una vez pasada la mitad, No soy un monstruo se devora en muy pocas horas. Chaparro consigue mantener la intriga hasta el final y hace al lector plantearse una difícil pregunta: ¿quién es aquí el monstruo?
Los capítulos, un total de cincuenta, son muy breves y cada uno de ellos está encabezado por el nombre del personaje que lo protagoniza.
El final es bueno, pero no redondo. Da la sensación de que algo se pierde; no queda muy claro cómo la inspectora jefa logra que todas las piezas de este loco puzle hagan clic. A ello se suman digresiones que nada aportan a la historia, pasajes que distraen al lector, como ese capítulo que se centra la bisabuela de Ana, muy al principio de la obra, lo que ralentiza la lectura. También hay algunas descripciones que se repiten.
Por otro lado, la parte de los hackers, las nuevas tecnologías están muy presentes en la novela, cae en los tópicos. De igual modo, en esta novela, como en tantas otras, no falta el jefe de policía "malo" con un ego desorbitado que dificulta la resolución del caso.
Pese a incurrir en clichés y a esas páginas que le sobran, que no es que sean muchas, una vez pasada la mitad, No soy un monstruo se devora en muy pocas horas. Chaparro consigue mantener la intriga hasta el final y hace al lector plantearse una difícil pregunta: ¿quién es aquí el monstruo?
DATOS DEL LIBRO
Título: No soy un monstruo, de Carme Chaparro
Editorial: Planeta
Año: 2017
ISBN: 9788467048964
Número de páginas: 336
Coincidimos en impresiones, incluidos los pequeños peros.
ResponderEliminarBesos.
Yo intento no hacer caso a los prejuicios y adentrarme en los libros con ojos frescos y blancos, por lo que no me importaría leer este. Además, ¿quién dijo que una periodista no puede escribir una novela decente? No es la primera ni será la última.
ResponderEliminarUn besito.
No termino de verlo claro con este libro así que por ahora lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
He leído sus peros y aún así quiero leerlo
ResponderEliminarQué buena crítica, creo que aunque con los perros,me la leeré.
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